Para los que estén relacionados con planeación de medios seguramente será familiar el término “reach & frecuency”, utilizado para definir el alcance que una campaña requiere en términos de audiencia y la cantidad de veces que necesita impactar a cada persona del universo definido.
Mi abuelo, mejor conocido como mi Papamilo (Papá Emilio), me lo había descrito desde hace muuuuuchos años, pero muy a la manera misógina de un buen macho sinaloense del siglo pasado.
Resulta que él descubrió claramente que una vez que seleccionaba a su audiencia “Cuando yo veía a una chamaca que me gustaba, me le acercaba con el carro, me paraba a su lado y le abría la puerta para que se subiera”.
Si no tenía éxito a la primera vez, entonces entraba en juego el tema de la frecuencia “Si no se sube a la primera, lo vuelvo a intentar en la siguiente esquina y si no lo repito una tercera vez. Ninguna ha resistido la tercera invitación”.
Así, aplicaba una frecuencia de 3 y quizá de +3 a sus intentos de conquistar a las chamacas de Los Mochis (que por cierto bien valen la pena) con resultados altamente exitosos.
No cabe duda de que el conocimiento siempre ha existido, la gran diferencia es colocarlo en el contexto correcto. Siempre se ha hablado de la importancia de la repetición del mensaje en la publicidad, de la frecuencia de menciones en el direct marketing e incluso del número de menciones que debe tener una marca como mínimo en un comercial y… ¡Oh sorpresa!, mi Papamilo tenía razón. El número mágico parecer ser tres. Quizá por eso la sabiduría popular siempre nos ha dicho que la tercera es la vencida.
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