Recientemente han aparecido análisis sociales, psicológicos y conductuales en diversos medios y con reconocidos especialistas acerca de la actitud de los millennials ante la vida y el mundo laboral. Esa generación de jóvenes nacidos después del 84 del siglo pasado y que parecen querer comerse el mundo de un solo bocado… ¡cosa que sus papás les hicieron creer que realmente podrían lograr!
En su gran mayoría son una generación que no tolera la frustración, que abandona rápidamente cualquier esfuerzo porque nunca entendieron que las cosas que realmente importan como el amor, la satisfacción en el trabajo, el disfrutar, el aprecio por la vida, la autoestima y todas estas cosas toman tiempo y muchas veces un esfuerzo que puede ser doloroso. La mayoría del camino para llegar a la cima de la montaña es largo, arduo y difícil y aunque puedes acelerarlo un poco, sigue siendo una montaña. No la van a conquistar en unos cuantos meses.
Son fáciles desertores de sus empleos porque creen que merecen todo por decreto y al no recibirlo se sienten profundamente frustrados y abandonan, algunas veces ilusionados por otras propuestas donde les hacen creer o sentir que sí podrán realizar sus fantasías. No tienen metas a largo plazo porque viven sumidos en la inmediatez. Son adictos a las redes sociales porque es donde cobra vida el mundo imaginario que les hicieron creer que merecen solo por existir. Tener cientos o miles de likes al posteo de un pensamiento generalmente ajeno no es sinónimo de reconocimiento profesional en el mundo real. Sumar miles de invitaciones o reacciones a publicaciones de fotos o de frases no te hace realmente famoso, importante y relevante en el mundo, mucho menos en el de los negocios.
Parecen no entender la diferencia entre lo atractivo y lo relevante y se dejan llevar por lo primero, por lo que causa impacto inmediato, por lo que hace que los demás abran la boca asombrados… aunque no tenga ninguna relevancia en la vida ni en los negocios.
Y por último, se comportan como poseedores de la verdad absoluta. Con una enorme seguridad que les han dado en el seno familiar en casa y que han consolidado en las redes sociales, pero que generalmente no aplica a la vida real.
Pero para que saquen adelante tu negocio hay que entenderlos y saber cuáles son sus capacidades y debilidades. Hay que aprovechar su buena preparación, su habilidad para allegarse información rápidamente y explorar el mundo, pero hay que guiarlos para hacerlo de manera productiva y con resultados que se conviertan en mejores negocios. Hay que capitalizar su seguridad preparándolos y dándoles los fundamentos para convertirla en recomendaciones sólidas, acciones concretas y buenos resultados.
Para entenderlos un poco más te recomiendo el video de Simon Sinek en:
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