Dicen desde tiempos inmemoriales que la mitad de la publicidad sirve y la otra mitad no, pero nadie sabe cuál es la buena. No es cierto.
Toda la publicidad sirve siempre y cuando reúna algunos requisitos que aunque no son el hilo negro ni el agua tibia, tampoco son trabajo de improvisados, de ocurrentes o de espontáneos.
La teoría es bastante sencilla, sólo son dos pasos:
Entiende lo que quieren las personas que esperas que te compren.
Encuentra la razón por la que tu producto puede satisfacer lo anterior mejor que otros.
A la hora de echarlo a andar es cuando las cosas se pueden poner difíciles para quien no tiene la experiencia o la metodología para llevarlo a cabo. Una desviación de un grado en una de las conclusiones iniciales puede ocasionar que tu esfuerzo vaya en una dirección totalmente desviada de los objetivos que esperas lograr.
Por ejemplo, veamos el caso de un vino que esperas que sea consumido por gente joven de buen nivel socioeconómico que se inicia en el mundo de la vitivinicultura. Te pones creativo, te inspiras y se te ocurre que la necesidad más importante del mercado es disfrutar una bebida producida con altos estándares, con uva de los viñedos más antiguos que tienes y que están sembrados en un pequeño terruño de suelo calizo y con un proceso de añejamiento en barricas de roble blanco de Allier. ¡Wow! Piensas “si no son tontos van a caer rendidos por mi vino”.
Pasan los meses y descubres que no pasa casi nada. Entonces concluyes que la publicidad no sirve para tu negocio o que te topaste con la mitad de la publicidad que no da resultados.
Difícilmente harás la reflexión de que tu vino no ha sido elegido porque nada de lo que estás diciendo tiene valor alguno para el mercado descrito, ya que en su mente y en su corazón no hay referentes sobre los temas mencionados. Si te decides a seguir intentando puedes llegar a descubrir que la publicidad que sí sirve es la que conecta con lo que hay dentro de nosotros y es capaz de reforzar o modificar creencias al respecto. Un pequeño detalle que desconocías.
Puedes intentar irte por la libre y tratar de desarrollarlo internamente en tu empresa… o puedes buscar CÓMplices.
Después de todo ¿te imaginas cómo resultaría un vino elaborado por publicistas?
Comments