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El secreto para conseguir lo que quieres

Llega el fin de otro año y nos invita a reflexionar sobre lo logrado durante estos doce meses y a preguntarle al espejo ¿conseguiste lo que querías?, como la malévola reina de Blanca Nieves preguntaba quién era la más bonita.

Pero la pregunta realmente relevante es si lo querías era posible. Siempre he escuchado que las cosas se construyen dos veces en la vida, una en la mente y otra paso a paso en la realidad. Cuando no se da el primer supuesto es posible que el segundo sea resultado de la casualidad o de circunstancias que no están bajo tu control.


Pero cuando construyes las cosas en tu mente, es indispensable definir objetivos SMART, además de ser una medida inteligente, para lograr darle vida a lo que quieres. Sin embargo la mayor parte de las veces somos autocomplacientes y justificamos no haber logrado los resultados planeados e incluso puede haber personas cercanas que tienden a señalar culpables para distraer su falta de cumplimiento. Es vital estar alerta. Una fórmula puede ser la del asesor o consultor externo que te apoya en la definición de los objetivos y te presiona en buen sentido para revisarlos cada mes o trimestre, a entender por qué no los conseguiste y a definir caminos para lograrlo.

Cuando no tenemos objetivos es fácil desviarnos del camino. Algunas personas que tienen la responsabilidad de construir cada paso del plan y no lo están logrando pueden distraernos con ocurrencias que prometen grandes negocios y utilidades, que les permiten ganar tiempo.

Hace unos años brindando consultoría a una empresa multinacional cuyos ejecutivos eran sumamente creativos y ocurrentes y constantemente se desviaban de la estrategia, tuvimos que establecer una regla básica: si una idea no está en el plan de este año, aunque parezca la piedra filosofal, no va a ser considerada.

El secreto para conseguir lo que quieres se reduce a tres pasos:

  1. Visualízalo en tu mente.

  2. Aterrízalo en objetivos SMART.

  3. Mantén el rumbo fijo sin desviarte.

Por eso dicen que la diferencia entre un hombre necio y uno persistente son los resultados.

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