Cuando nos movemos en el mundo de las marcas es indispensable aceptar que muchas veces la realidad de nuestros productos o servicios no tiene nada que ver con la percepción que los consumidores tienen de éstos.
Más importante aún es aceptar, que como consumidores, tomamos decisiones a partir de las creencias que tenemos sobre las marcas. Si piensas o sientes que algo no es lo adecuado para ti, ¿por qué sacarías dinero de tu bolsillo para adquirirlo? David Ogilvy, uno de los más grandes publicistas de la historia, dijo alguna vez que “el consumidor no es estúpido… puede ser tu esposa”.
La percepción que tenemos de las marcas no se produce de manera espontánea, al contrario es el resultado de múltiples comunicaciones, acciones y como dice el título de este artículo, también de omisiones. Aunque parezca difícil de creer, el silencio participa tanto en la construcción como en la destrucción de las marcas. Dejar una hoja en blanco en la mente y el corazón del consumidor expone a nuestras marcas a que esa hoja sea llenada por cualquiera que tenga algo que decir, con razón o sin ella.
Personas que tienen liderazgo sobre nuestros consumidores, mismas a las que se les tiene confianza y respeto, pueden generar percepciones, sin que exista un filtro para creerles o no, ya que la confianza de la que gozan es aval suficiente para que lo que digan sea tomado como cierto.
En la dinámica en la que estamos inmersos hoy en día, no podemos hablar de consumidores equivocados ni de competidores abusivos. Mucho menos pensar que si nos quedamos callados nuestra marca se va a mantener inmaculada y libre de percepciones equivocadas.
Si quieres que tu marca sea percibida como la mejor opción para satisfacer una necesidad importante en la vida de tus consumidores, mejor asegúrate de hacerlo tú, de hacerlo bien y de hacerlo a tiempo.
Acércate a los expertos en construcción de marcas. En nosotros encontrarás un socio estratégico para recorrer un exitoso camino en la creación de valor.
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