Hace unos días, tras una plática sobre construcción de Marca Personal, comentaba que hay situaciones y oficios en los que el posicionamiento carece de efectividad o tiene una efectividad muy limitada.
Tal es el caso de un cantante de ópera que puede ser popular o mantener un perfil bajo, pero no llegará a ningún sitio si no tiene cualidades objetivas demostrables y consistentes.
Y es que la capacidad que tiene el consumidor de obtener información concreta de un producto, servicio o una marca personal, es lo que separa el mundo en el que la marca es útil del que no lo es.
Una marca aumenta su importancia en función del riesgo de la decisión y de la falta de información. Si tienes que escoger entre varias opciones en las que te juegas algo importante y careces de datos objetivos, es muy probable que escojas aquello que se ha posicionado. Pero si pudiéramos tener pruebas concretas de las diferentes opciones, la relevancia de la marca sería mucho menor.
Por lo anterior es que creo que una marca tiene tanta fuerza, pues evita que el consumidor tenga que buscar la información y a la vez reduce la incertidumbre. Regresando al caso de los cantantes, supongo que, entre menos técnica se tiene, el elemento emocional o “glamouroso” va aumentando su importancia. Por eso es que en la música “comercial” o popular el marketing es tan importante.
Lo interesante es que en un mundo perfecto en el que la información fluye y está disponible, la marca sería irrelevante. Pero vivimos en un mundo imperfecto en el que, precisamente porque la información está oculta o es inmanejable, quien es capaz de ser transparente y mostrar sus resultados, casos de éxito, experiencia y satisfacción de su consumidor va a reforzar su posicionamiento.
Así que como CÓMplice constructora de marcas te recomiendo que si eres bueno y lo muestras, te diferenciarás y reducirás la percepción de riesgo; por lo tanto estarás aumentando tu valor y tus opciones de ser la marca elegida.
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