La declaración de propósito de tu empresa es el punto en el horizonte al que hay que dirigir a la organización.
El propósito hoy en día está sustituyendo a las anquilosadas declaraciones de misión y visión que eran colocados en los muros de las empresas y que pocos leían, casi nadie entendía y muy contadas personas incorporaban a su vida laboral.
El propósito ha sido lo que ha conducido con claridad e inspiración a reconocidas empresas a su crecimiento y consolidación en México y el mundo. Por ejemplo, Nike ha sustentado su espectacular crecimiento en un propósito simple y poderoso: “Traer innovación e inspiración a cada atleta”; Juguetron con la convicción de “Compartir la pasión por los juguetes en espacios cómodos, amables y divertidos”; Monte Xanic basado en “Crear el mejor vino mexicano compartiendo el orgullo que sentimos” y Promotora Ambiental orientada siempre a “Cuidar el planeta”.
Frases que de manera sencilla se convierten en inspiraciones poderosas y que responden la mayor parte de las inquietudes que se presentan en los procesos de decisión de las empresas. Por ejemplo, la línea aérea estadounidense Southwest, que se posicionó como la primera aerolínea de bajo costo, durante mucho tiempo presumió que sólo daba cacahuates a sus pasajeros. Se dice que en una ocasión un sobrecargo preguntó por qué no daban algo más, a lo recibió como respuesta algo así como “¿Qué parte de que somos la aerolínea de bajo costo no le ha quedado clara?”
El propósito funciona como un faro que guía todas las acciones y decisiones, de esa forma se convierte en el principio de toda la alineación de la empresa. Las estrategias deben generar resultados, sí, pero en la dirección correcta hacia el propósito. La cultura se torna más eficiente cuando la organización es liderada con claridad de propósito y los colaboradores se convierten en el mercado más importante de la marca y en sus principales promotores y voceros. Al final de la cadena se genera más lealtad de los clientes y consumidores cuando éstos pueden percibir el propósito a través de las marcas y sentirse identificados con él.
Todo empresario exitoso ha tenido un propósito, implícito en sus acciones o ya explicitado y compartido con sus colaboradores. Algunos lo comunican poniendo el ejemplo, otros lo repiten como fuente de inspiración y respuesta para centrar a su gente, aunque no siempre lo tienen tan puntual como una declaración que los colaboradores puedan tatuarse en la mente y el corazón, lo que genera el riesgo de desviaciones en las múltiples decisiones que se toman cada día en las diferentes áreas de la empresa.
Poner el propósito en blanco y negro con toda claridad no sólo te ayuda a transmitir siempre el mismo mensaje inspirador, además te garantiza que se convierta en un legado para quienes vienen después.
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