En las áreas de marketing de muchas empresas hay personas que yo denomino ratoncitos porque solamente con su presencia contaminan mucho más de lo que se pueden comer. Están en todo, huelen todo y mordisquean todo aunque no tienen autoridad para aprobar nada. Operan como filtros entre los empresarios y los expertos que
contratan para ayudarlos a desarrollar su negocio a través de la construcción de marca o simplemente de la comunicación comercial. Se dedican a entorpecer, a dilatar, a desvirtuar y a trastocar el flujo de trabajo, intentando en todo momento que su jefe vea que ellos son los efectivos, mientras que “esos de la agencia” no hacen nada que valga la pena, no lo hacen a tiempo y no lo hacen a costos razonables.
Creen que las estrategias son como un buffet en el que pueden escoger “lo que les late” e ignorar el resto. Después acusan a la agencia con su jefe de ser los culpables de lo desmejorada que está la marca.
Son infinitamente creativos al crear el teléfono descompuesto entre la agencia y su jefe, juego en el que siempre salen bien librados y como los autores del éxito.
No es un tema de género, edad o posición económica, sino de incompetencia llevada a su máxima expresión profesional y aplicada en una organización.
Lo impresionante es que en algunos casos su existencia se debe a que el desconocimiento de su jefe sobre temas de marketing y comunicación lo hace sentir que debe poner una sana distancia entre él y la agencia, espacio que es llenado por estos curiosos personajes que estropean cualquier inversión que la empresa esté haciendo en marketing.
Generalmente son taimados, evasivos, desconfiados, inseguros y extremadamente hipócritas. Todo como resultado de su profunda inseguridad que les hace sentir que los de la agencia pueden poner su empleo en peligro, por lo que es mejor crear tal grado de confusión que sólo ellos pueden resolverla.
En mi caso han sido motivo desde incomodidad y dolores de cabeza, hasta la pérdida de cuentas… nunca de algo bueno, positivo o que favorezca el desarrollo de la marca para la que trabajan.
Pero con los años te das cuenta de que el jefe que se decide por contratar ratoncillos como estos, no es mucho mejor que ellos… sólo es más difícil de diagnosticar.
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