Nos cansamos de escuchar hablar de planeación, desarrollo estratégico, visión de futuro y otros buenos propósitos, pero muchas veces lo que vemos es que hay epidemia de parálisis por el análisis.
Dicen que lo mejor es enemigo de lo bueno y estaremos de acuerdo siempre que lo mejor represente esperar, revisar, modificar y mejorar en un ciclo eterno que no permite dar el primer paso en la vida real.
Algunos empresarios exitosos y además buenos amigos nos han compartido que sus mejores resultados los han logrado manteniendo una visión consistente de a dónde quieren llegar, pero construyendo el avión mientras lo vuelan para no desgastarse antes de despegar. Tienen razón, no puedes pensar, pensar y pensar en moverte sin empezar a hacerlo en algún momento antes de perder toda objetividad y drenar tu energía.
Nosotros, los cómplices de las marcas que nos dedicamos precisamente a planear, hemos experimentado infinidad de veces la forma en que un plan se enriquece sobre la marcha, una vez que vas reconociendo el terreno en cada paso. Lo indispensable es no perder de vista a dónde quieres llegar y asegurar que cada paso te acerque a la meta. En caso contrario puedes demorar tanto en arrancar que cuando lo hagas hayan cambiado todas las condiciones con lo cual no llegarás muy lejos.
No te recomendamos ni lo haremos nunca “lanzarte como el borras” a ver qué pasa. Simplemente te sugerimos y, de necesitarlo, te acompañamos en el desarrollo de los planes que conduzcan a hacer realidad tu visión de negocio.
La verdad es que el mejor plan es el que es ejecutado a tiempo, pero ejecutarlo no significa tampoco condenarlo a la pena de muerte.
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