Cuando iniciaste tu negocio tuviste una idea que seguramente fue resultado de la curiosidad al peguntarte ¿Qué hace falta en el mercado? o ¿Qué puedo hacer mejor de lo que hay?
Con estas preguntas investigaste o sondeaste, percibiste potencial y decidiste ir adelante.
Seguramente nunca se te ha acabado la curiosidad y has seguido desarrollando y mejorando tus productos o servicios, pero vale la pena hacer un alto y preguntarte si has estado escuchando a tus consumidores y si lo has hecho tan seguido y tan atentamente como para mantenerlos no sólo satisfechos sino más felices de lo que podrían hacerlo tus competidores. Recuerda que inmediatamente después de que tu producto entró al mercado, todos los que vinieron después pensaron lo mismo que tú y tu producto se convirtió en uno de los referentes para ofrecer algo mejor.
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