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Generalmente hablamos sobre el tema de propósito de empresa como una responsabilidad que debe cumplir quien lidera la organización. Efectivamente es una tarea de quien conduce la empresa, pero la motivación más importante para declararlo y a la vez la consecuencia más enriquecedora de un propósito es lo que éste hará por la persona que lidera a la organización una vez declarado y compartido.
Para explicarlo es conveniente resaltar algunos de los beneficios que aporta el propósito:
Incrementa la satisfacción de llevar el timón. Tú conduces a la empresa en las buenas y en las malas manteniendo siempre el rumbo correcto que establece el propósito.
Te proporciona una perspectiva elevada que evita que pierdas objetividad viendo los árboles en lugar de ver el bosque.
Te inspira constantemente para generar los resultados esperados en el corto plazo mientras construyes en la dirección correcta hacia el largo plazo.
Fomenta la consistencia y estimula la perseverancia porque no desaparece ni se modifica bajo ninguna circunstancia temporal o contingencia.
Constituye un puente que te permite superar los obstáculos y las crisis exitosamente.
Respalda siempre tus decisiones y estrategias e impide que sean evaluadas con criterios cortoplacistas.
Declarar el propósito de la empresa es mucho más que escribir una frase feliz y plasmarla en los muros de las oficinas. Bien manejado y establecido se convierte en una fuerza transformadora que cobra vida propia inspirando a los directivos, contagiando a los colaboradores y conquistando a los clientes.
Declarar un propósito no es una obligación ni una carga. Es una oportunidad de establecer una guía permanente para dejar huella y construir un legado.
En COM Consultores de Marcas podemos ayudarte a develar tu propósito mediante un proceso de acompañamiento en pocas semanas. Si te interesa avanzar con este tema, llámanos para explorarlo juntos.
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