Mientras mayor es la afinidad y la empatía nos sentimos más cómodos, más comprendidos y más acompañados.
La forma en que nos relacionamos con las marcas hoy en día es muy similar, aunque entre personas esto sucede de manera fortuita o como resultado del destino, en la relación persona-marca no puede dejarse a la casualidad. La tarea más importante es entender al consumidor profundamente y determinar cómo vamos a relacionarnos con esa persona que paga por nuestra marca. Esto es lo que llamamos personalidad de marca y que nos permite construir poderosos vínculos emocionales con los consumidores.
Para entender un poco mejor esto imagina que tu marca -no tu producto o servicio- entra en este momento por una puerta frente a ti, acompañada de sus principales competidoras. Suéltate un poco el pelo y echa a volar la imaginación. Si las marcas fueran personas, ¿Cómo serían? ¿Serían hombre o mujer? ¿De qué edad? ¿En qué carro andaría cada una? ¿Dónde estaría ubicada su casa y cómo sería? ¿Cómo serían sus fiestas? ¿Quiénes serían sus amigos? Pregúntaselo a tus colaboradores, a tus consumidores y finalmente determina con toda objetividad si tu marca puede ser la mejor amiga, la más cercana y la más querida para tus consumidores… y define qué tienes que hacer para lograrlo.
¿Listo? Ahora asegúrate de comunicarlo de la forma óptima y consistente en el logotipo, el empaque, la publicidad y cualquier esfuerzo de comunicación que realices para promover tu marca.
Si ya lo tienes todo resuelto, ¡felicidades! Pero si crees que necesitas ayuda para construir tu marca de manera exitosa desde la solidez de los cimientos, acércate a nosotros.