Seguramente alguna vez han escuchado esta frase que bien a bien no deja claro si es una ironía del autoempleado que se ve carente de significado al no tener qué hacer o es una lamentación del imbécil que no ve más allá de sus narices.
El hecho es que todos queremos vender todo y hacer que ese todo sea cada día más grande. Si no fuera así, ¿para que estamos en los negocios?
Partiendo de esta visión y compartiendo la problemática a la que se enfrentan muchos empresarios con negocios en crecimiento, no podemos dejar de lado la realidad de que un negocio en ese proceso es como un voraz monstruo devorador de dinero. A buenos amigos y clientes en situaciones como estas, les repetimos incansablemente que mantengan una visión de largo plazo y una sólida disciplina financiera porque su empresa creciente no va a hacer otra cosa que pedirles dinero.
No es extraño que una de las reflexiones sea ¿cómo voy a invertir en mercadotecnia cuando necesito todo el dinero posible para capital de trabajo, para inversiones en maquinaria, para fortalecer la estructura, etc?
Quienes piensan así tienen razón… o no. Si al crear su estructura de costos no consideraron que un porcentaje de las ventas totales debe ser destinado a construir su marca para convertirla en un valioso activo, tienen razón. Cualquier cantidad que canalicen a mercadotecnia va a dejar la sensación de estar desviando recursos vitales para cuestiones no asociadas a la supervivencia inmediata. Pero quienes han tomado la decisión de asignar una parte de sus ventas a la cimentación y construcción de su marca, muy pronto empiezan a ver los beneficios de un posicionamiento sólido en el mercado que les permite librarse de las trampas de vivir siendo el del precio bajo, el producto secundario, el del canal de distribución menor y otras circunstancias que van colocando a las empresas en una trayectoria que más tarde o más temprano terminarán estrangulándolas con sus propias decisiones.
La solución no es sencilla la mayor parte de las veces, pero buscar cómplices que vayan contigo de la mano y hagan suyos tus objetivos puede ser un excelente principio.
Empieza por escuchar opiniones de otros empresarios que puedan aportar luz con su experiencia personal o consultores que puedan arrojar claridad con la experiencia acumulada de otros negocios.
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